EN EL ARCA DE LA ALIANZA HACIA LA NUEVA VIDA.
¿Irías ?

Según la insinuación de científicos, filósofos, poetas, místicos y astrónomos los habitantes de esta nave espacial llamada tierra, habríamos emprendido hace poco el viaje de regreso que nos lleva desde la zona más alejada de la elíptica solar hacia la región más próxima al centro de la galaxia.

¿Y qué tal si ahora todos ascendiéramos a la órbita de la paz y como viajeros espaciales en la nave nodriza del alma grupal, disfrutáramos la aventura única de compartir lo que ya somos?

Podría ser un viaje inolvidable hacia esa dimensión de la unidad que orbita en el cielo en torno al centro del que procede toda diversidad. Con todos los volúmenes virtuales de la biblioteca que contienen las infinitas posibilidades de la genética, iría con nosotros el programa evolutivo de los miles de millones de años recorridos.

Viajaríamos con el microbioma, el cultivo celular de todos los órganos y sistemas corporales, muestras de biomoléculas ordenantes como la melanina y el A DN, y los innumerables electrones alineados en las líneas magnéticas que señalan hoy el recorrido a esa singularidad que ha sido nuestro origen y será nuestro punto de regreso.

¿Te atreverías? Podríamos peregrinar juntos sin abandonar los roles sin género de científicos, obreros, pintores, músicos, poetas, místicos, agricultores, panaderos, o pastores –Serían bienvenidos tus ritmos, rimas y colores, sin olvidar ni plumas, ni lienzos, ni tambores. Con todas las artes y sus instrumentos, llevaríamos música, pintura y poesía para entrar en resonancia armónica con todas las esferas de la vida.

¿Te animarías a llevar, inscrito en tu legado epigenético, la cultura de todos tus ancestros, con sus notas únicas y todos sus matices? Llevaríamos en todo caso todos la belleza de la presencia que ocultan todas las formas pasajeras.

Sin la gravedad de los juicios ni la carga inútil de las culpas, podríamos invitar al misterio del género, el mismo que ha existido antes y después del sexo, mucho antes de que convirtiéramos en lucha entre contrarios la sagrada complementariedad de los opuestos. Ese género que existía naturalmente antes de que rompiéramos el espejo del eterno femenino que da identidad y forma al masculino.

En alas de este sueño llevaríamos diseños de mariposas, golondrinas y gaviotas.

Del equipaje haría parte una muestra pequeñita de entrañas húmicas de la tierra primitiva con sus vibraciones fósiles portadoras de energía. Servirían de nutriente a un cultivo de bacterias alquimistas, de las mismas que han pasado millones de año preparando la cosecha de la vida.

Cuidadosamente empacados en una memoria fotográfica y precisa, llevaríamos los diseños únicos y los modos de la diversidad, desde las rayas del tigre, el vestido de las cebras, el look de los leones y el arte cósmico esbozado en la levedad de las medusas. No nos faltarían el escueto contraste blanco-negro de las orcas, el atuendo rústico del elefante, ni la huella de las olas en las escamas del pez o la caparazón de las tortugas.

Reflejadas por las neuronas en espejo irían con nosotros los recuerdos oroplata, sol y luna de los días y las noches que brillan en las olas.

Sin que tuviéramos que llevar un miligramo de más en nuestro equipaje podríamos invitar también la rauda elegancia del delfín y el itinerario de la paciencia grabado en ballenas y tortugas.

En el equipaje sin peso y sin espacio habría aún lugar para la levedad de esas hojas que han ido floreciendo en mariposas. Recogeríamos algas, auroras y atardeceres con todos sus pigmentos y colores para vestir de luz el arca de una tierra que contenga el cielo. Antes de que hayamos partido podríamos acomodar en la memoria la supervivencia heroica que nos han legado los pingüinos.

Ascenderíamos al arca de la alianza de una vida nueva con el mapa de las ranas que contienen el secreto itinerario para pasar los acantilados que separan el agua de la tierra y el diseño de las cabras que buscan en la altura de las cimas nevadas la senda de las águilas. Extrapolando las coordenadas de estos mapas encontraríamos juntos ese salto al vacío, el territorio infinito de la plenitud por los vericuetos de la mente.

En nuestro corazón irían huellas vivas de las experiencias dulces y las más amargas, las que nos han permitido aprender de los viajes al placer, al poder o los sentidos. Con todo aquello que hemos aprendido de la resistencia al fracaso y el terror, viajaríamos más allá de los límites del miedo y del dolor, a la realidad feliz del aprendiz que somos.

Entrelazados cuánticamente a todos los quasares, escucharíamos juntos el big-bang sucediendo en los instantes, viajaríamos con la velocidad infinita del vacío y seríamos de nuevo por momentos la infinita dimensión del centro. Allí contenidos, en ese espacio en el que se vive siempre en presente todo lo vivido, descubriríamos los secretos del tiempo que ya es aunque aún no haya sucedido.

Invitémonos y no olvidemos llevar al viaje los mejores sentimientos, el altruismo, el anhelo de justicia, la generosidad. Que no se queden en el armario la sonrisa, la alegría, la inocencia ni las lágrimas, que en esa nave del alma encontraremos todos el amor. Ven con tus hijos y tus hermanos que serán también los nuestros. Y no te olvides de tus modas y modelos, tus gustos y tus danzas, las notas de tu música, y la pausa del silencio; No te dejes tu modo único de ser que todos lo necesitamos para ser completos.

Te pedimos que enciendas la pasión del corazón, pues unida a la pasión de todos, sería el combustible inextinguible para este viaje sin retorno al todo.

Un mundo mejor depende ti, de mí, de nosotros.

Vamos a ser. A hacer. Desde lo que somos, daremos lo mejor de nosotros, con toda nuestra humanidad.

Nos declaramos partidarios de la diversidad, amigos de la tolerancia y la comprensión que son la tierra de la paz.

Invitémonos todos a ser lo que en definitiva somos, para entregar multiplicado lo recibido, para sentir que los ciudadanos de la tierra somos un solo pueblo y compartimos un destino.

Necesitamos todos tus pensamientos, tus sentimientos, tu acción, tu silencio, tu compromiso, tus dudas y claridades. Todos necesitamos de tu paz, de tu responsabilidad. De tu libertad, para que tu voz se una al coro de la diversidad, y la unidad no sea la imposición de rutinas y monotonías que pretenden secar el torrente humano de la creatividad. Para que la participatividad disuelva los partidos y los dogmas y disfrutemos juntos de las verdades de la vida que no son solo científicas, que también son subjetivas.

Invitémonos a conquistar la relatividad que se ha dejado sólo para los físicos, de la individualidad no aprisionada en estadísticas, de la excepcionalidad que nos hace únicos, de la equidad que nos lleva a ese equilibrio dinámico y vivo de una justicia que no es la rígida imposición del igualitarismo.

Nos damos permiso para ser, ya está bien de no ser lo que ya somos por imposición de quien no quiere que seamos. Necesitamos todos que yo pueda ser lo que yo soy, y tú lo que tú eres, para que el todo no sea simplemente la monotonía gris de las mayorías inconscientes atrapadas en las orillas de la comodidad.

¿De qué puede servir el bienestar sin libertad? ¿Y a dónde nos podrá llevar el libertinaje pusilánime de ejercer nuestros derechos sin asumir responsabilidades?
¿Qué más da el tenerlo todo a cambio de nuestro propio ser?. ¿Qué más da experimentar la seguridad a cambio de permitir una permanente invasión de la intimidad?
¿De qué sirve el agua abundante y contaminada si aún experimentamos la sed del alma?

Invitémonos a restaurar la dignidad.

Que las orillas que ahora nos separan revelen los cauces de ese ser que es como una gota en el océano del Ser.

Que podamos fluir como el agua abundante de la vida que aplaca nuestra sed y la sed de todos los que con nosotros son células del cuerpo de la Naturaleza.

Jorge Iván Carvajal Posada

 

 

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