PISCIS – RECONOCER QUE TODO ES DIOS

Piscis el ultimo signo, representa la síntesis y el regente del sigo, Júpiter, le da la experiencia de la conciencia universal. En el cuerpo, el signo de agua de Piscis gobierna los dos pies, pero también el punto superior, Sahasrara el centro de la cabeza. Podríamos decir que es como Dios, el principio y el final, la meta y los pasos que caminan la senda. Piscis es el océano de la creación y es el Creador.

ALINEACIÓN
Sahasrara es el punto de la máxima conciencia en nosotros; es el centro del loto de mil pétalos en la parte superior de nuestra cabeza. Este centro superior es representado como el asiento de la divinidad absoluta, sin atributos. No podemos acercarnos a ella directamente y no debemos tener la ilusión de que podemos alcanzar la conciencia del Sahasrara así como así. Sin embargo, podemos meditar sobre lo divino en este centro e imaginar cómo la conciencia y toda la luz emergen desde allí. La luz se expresa a través del centro Ajna; ilumina a nuestro sistema íntegro con todos sus centros y guía nuestra vida. Esta contemplación diaria nos hace receptivos a los impulsos de los planos superiores y nos llena con las energías del alma. Nuestra conciencia se activa reflexionando sobre esta información.

REDENCION, NOSTALGIA

Piscis es redención, nos redimimos eligiendo el conocimiento, la verdad, la belleza, el servicio.  Nos redimimos desnudando amablemente el ego de sus defensas,  desmontando sus muros, llevando las piedras a los ríos, construyendo puentes. Nos redimimos amando.

Piscis también es la profunda nostalgia de la unidad que lleva a viajar a Dios. Nostalgia en el sentido más positivo del término, como anhelo, como motor, como determinación incluso; hasta ese estadio descrito por Santa Teresa como
“ Quien a Dios tiene, nada le falta,
sólo Dios basta”.

LO SUBLIME

Quizás sea el período del año en que la sensibilidad superior está en su apogeo, en que interiorizarnos es más fácil, en que ver la belleza resulta más cotidiano. Este año en particular la presencia de Venus en Piscis ayuda y es muy propicio reconocerlo.

Lo sublime no está lejos, está aquí entre nosotros; es ver a ese mismo Dios que habita en nuestro corazón, en los ojos del otro; escucharlo en su palabra, percibirlo aún en su sombra y su dolor, como la promesa cierta de una futura revelación. Es tocar la vida con el corazón, reconociendo la esperanza de la armonía en la desarmonía, la lección de vida en la enfermedad, el infortunio y la pérdida. Es dejarse modelar por el amor, que es sentir la benevolencia de Dios en todo, y saber que más ala d ellas apariencias, todo ocurre para hacernos mejores.

Piscis es la senda del salvador, la que todo servidor transita. Vamos como peregrinos de la hermandad, llegaremos como templos del espíritu, sembradores de un mundo de justicia, paz y libertad. Avanzamos cada vez que nuestra voluntad personal cede paso a la voluntad del alma, se amalgama con ella, se disuelve en ella; hasta el día en que en verdad podamos decir “ Hágase Padre tu voluntad y no la mía”.

(POR ISABELLA DI CARLO)

 

 

 

 

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