La Plegaria «La Gran Invocación» del Maestro Djwhal Khul o Maestro Tibetano, es explicada en éste texto por el Doctor Jorge Carvajal Posada.

La síntesis comprendida en la belleza de esta invocación que a diario pronuncian millones de seres humanos de todas las razas, culturas y condiciones, hace referencia a verdades esenciales sobre el plan del Creador. Sus estrofas nombran los tres rayos mayores y la humanidad que representa el cuarto rayo.

Los rayos son manifestaciones de la conciencia cósmica. Como la luz blanca que se divide en siete bandas cromáticas al pasar a través del prisma, así la creación se diversifica en siete aspectos. Al igual que en los colores ( que son expresiones vibratorias más densas de estos rayos) encontramos tres rayos primarios y cuatro subsidiarios, los 7 rayos comprenden tres rayos primarios de aspecto, el primero de la voluntad o poder, el segundo de amor sabiduría y el tercero de inteligencia activa. Los cuatro rayos subsidiarios son: el cuarto que corresponde a la armonía entre los opuestos, el quinto que corresponde al conocimiento concreto, el sexto, correspondiente a la devoción y el séptimo correspondiente al orden ritual.

En la primera estrofa de la Gran Invocación “ Desde el punto de luz en la mente de Dios…” se invoca el tercer rayo de inteligencia activa, que representa al Brahma de la tradición oriental, el Espíritu Santo de nuestra tradición occidental. Es la representación de ese punto infinito del que proviene el campo cuántico y todas las diversificaciones de ese estado totipotencial en el espacio- tiempo. Se podría hacer la analogía con esa singularidad que contenía implícito todo el espacio-tiempo antes del big-bang. El tercer rayo, éter espacio, da origen a cuatro manifestaciones representadas en el aire, el fuego, el agua y la tierra de la tradición hindú. Con estos cuatro atributos este tercer rayo representa el tercer aspecto asimilable al éter en la misma tradición oriental, mientras que en el mundo occidental se puede correlacionar con el concepto del campo cuántico (ambos comparten la noción de vacío del que proceden todos los seres y las cosas). Este tercer aspecto astrológicamente está relacionado con las Pléyades.

En la segunda estrofa, «desde el punto de amor en el corazón de Dios», se hace referencia al segundo rayo llamado de amor sabiduría. Dicen algunos maestros de la sabiduría que en el primer sistema solar se desarrollaron las leyes de la inteligencia activa, concernientes a las leyes de la naturaleza, desarrolladas especialmente por la física.

En este segundo sistema solar, el actual, se desarrollan las leyes del amor, concernientes a la conciencia, y un nuevo tipo de leyes conocidas como las leyes de la conciencia, que no se oponen si no que contienen las leyes del primer sistema. Por eso nuestra tradición simboliza a Dios como el fuego consumidor del amor. Ese punto de amor está astrológicamente relacionado con Sirio.

En la tercera estrofa “ desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida”, se invocan las energías de la voluntad o propósito que corresponden al primer rayo o rayo de voluntad. Se relacionan con Shamballa, ubicado en el campo etérico de una montaña sagrada en el desierto del Gobi, zona de Mongolia. Estas energías astrológicamente se relacionan con las estrellas de la Osa mayor.

En la cuarta estrofa «desde el centro, que llamamos la raza de los hombres…» se hace referencia al cuarto rayo de armonía a través del conflicto, representado en la raza humana. Este rayo une las fuerzas del cielo y la tierra y facilita la obra de arte del plan de la creación.

El final del párrafo contiene la frase “que se cierren las puertas donde se halla el mal”, aunque el mal cósmico es un gran misterio para nosotros, sabemos que el bien es ese ordenamiento en el que las fuerzas involutivas y evolutivas ocupan su lugar.

Cuando las fuerzas ligadas a la materia y la involución invaden el plano dévico de la evolución, nos referimos a las fuerzas del mal. Si el mundo involutivo ocupa el lugar que le corresponde y las fuerzas del materialismo no se imponen a las fuerzas evolutivas, se cierra la puerta donde se halla el mal. Este antiguo mal tiene que ver con el separatismo.

Jorge I. Carvajal Posada

 

 

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