Para vivir  en un mundo mejor.

Servir, que es nuestro mejor modo de vivir, es una condición mayor para construir  un mundo mejor. Y el mejor modo de servir es compartir: lo que somos, lo que tenemos y nuestros sueños. Servir es orar, proyectar los más nobles deseos de nuestro corazón al futuro y realizar ese futuro en presente.

Vivimos en un mundo mejor cuando la buena voluntad nos sensibiliza al bien común y así construimos la sólida paz de la hermandad.

Un mundo mejor es posible si plantamos las semillas de lo que somos de verdad sembrando lo mejor de nosotros en el surco de la vida

Las civilizaciones tejen sus relaciones con el mundo y van dejando  sus huellas en los  senderos de  la tierra.  Los  caminos del alma en su trajinar por nuestros cuerpos, son   los senderos de los peregrinos por las calles mayores de las diferentes culturas, verdaderos ríos de vida que recorren los cauces que llevan a Santiago, la Meca, Machupichu o el Kailash  

Cuando oramos y meditamos tendemos puentes entre el cielo y la tierra. Servimos cuando dejando pasar el pasado, perdonamos, cuando, cultivando l la inocencia, cosechamos la alegría.   

Servimos la causa de un mundo mejor cuando restauramos la red de comunicaciones que  nos lleva a experimentar que somos una sola humanidad. Servimos cuando realizamos la dimensión humana de la responsabilidad y sentimos que todos somos responsables de todos y de la naturaleza que nos rodea.

Vivimos en un mundo mejor cuando somos como  como  células del tejido vivo de la tierra. Cuando el tercer mundo y el primero y el segundo son todos nuestro mundo.

Cada uno de nosotros vino a dar una nota  única, y cuando unimos nuestra nota, a la nota de otros y podemos formar una sinfonía, esa sinfonía es la expresión  colectiva del amor en movimiento, el servicio. Así rescatamos el sentido de vivir, la alegría de vivir. Nos humanizamos.

Entonces, un mundo un mundo mejores posible.

Jorge Carvajal